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Historia del vehículo

El vehículo en estado original

El vehículo, un torpedo biplaza de 1926, fue matriculado por primera vez el 8 de marzo de 1926 en Palma de Mallorca.

Se trata de una de las pocas unidades Loryc que no ha sufrido modificaciones importantes, conservando todas sus piezas básicas intactas. Frenos delanteros, indicativo de los últimos años de Loryc.

El vehículo en condiciones de origen

El vehículo fue preparado para competición, incluyendo motor y conjunto de dirección.

El conjunto de dirección sería posteriormente cambiado por Miguel Sard para obtener una dirección más suave, menos directa.

  • Bastidor número PM1943
  • Motor CIME tipo G-A2ZC de 4 cilindros en línea, 1112 cc, 8HP (de E.H.P.)
  • 1ª matriculación el 8 de marzo de 1926 PM-3130
  • Matricula histórica H-5475-BBC el 5 de junio del 2010
  • 1er propietario 1926-1952 Bartolomé Suñer Sureda
  • 2º propietario 1952-2011 familia Sard

Imagen actual, vehículo restaurado

Adquirido en 1926 en los Talleres Darder Hermanos de Palma de Mallorca por Bartolomé Suñer Sureda, industrial que había regresado con éxito de “hacer las Américas” y había adquirido ya, tres años antes, en 1923, un Loryc Sedán con motor 8HP de E.H.P. que curiosamente fue el último fabricado y montado en los talleres de S’Aigo Dolça.

El primer propietario, Bartolomé Suñer Sureda utilizó el coche entre 1926 y 1935, año en el que el vehículo quedó estacionado en una cochera en el campo, cerca de lo que hoy es el campo de fútbol de Artá.

Antes de eso, el vehículo participó en diversas competiciones entre Barcelona, Madrid y País Vasco, e incluso se trasladó a competir en Le Mans en la categoría de autociclos con buenos resultados, alcanzando velocidades de 138km/h. La fotografía bajo estas líneas corresponde a esa etapa. Es el vehículo que aparece a la derecha. Los dos vehículos se trasladaban hasta Le Mans, llevando consigo piloto, mecánicos y herramientas.

En aquellos tiempos circular por las carreteras mallorquinas era toda una experiencia apta tan solo para los más atrevidos. El riesgo de sufrir una avería a medio camino se veía agravado por la escasa o nula atención en carretera, y el hecho de que, al no cargar la dinamo lo suficiente para iluminar mucho tiempo, no eran habituales las rutas nocturnas.

Estalló la Guerra Civil Española en 1936, corriendo el vehículo grave riesgo de ser canibalizado o acabar siendo requisado por alguno de los bandos contendientes en la guerra, como ocurrió, sin duda, a muchos vehículos en esos años, sin embargo, la suerte y el hecho de que permaneciera escondido, hizo que el vehículo pasara desapercibido y no volviera a ver la luz hasta 1952.

Tras gastar toda su fortuna, y habiendo vendido las ruedas del Loryc para sufragar algunos gastos, acabó vendiendo el vehículo el 4 de Abril de 1952 a Miguel Sard Cursach, padre del actual propietario Juan Sard Esteva.

El vehículo, que fue encontrado reposando sobre cuatro pilones y sin parabrisas, fue sometido a una primera restauración tras la Guerra Civil, Miguel Sard Cursach le montó unas ruedas de Fiat Balilla adaptando una platina al tambor del freno para poder montarlas con unos pernos (ya que las ruedas del Loryc iban con un estriado), y un parabrisas de Citroen. El vehículo fue pintado de color marfil.

La placa de identificación del vehículo corresponde a esta primera restauración.

El vehículo sería usado por Juan Sard Esteva (actual propietario) desde Octubre de 1952 hasta 1959.

Juan Sard recuerda la expectación que causaba al circular con el Loryc por las carreteras mallorquinas en los comienzos de la era turística, y la de veces que tuvo que detenerse a posar porque los turistas se querían hacer fotos con el coche. “Media Alemania se ha hecho retratar con el Loryc” es la frase que sale de sus labios cuando lo recuerda.

La parte superior del radiador muestra el típico termómetro que se instalaba en la época para control de temperatura del agua.

Como en aquellos tiempos muchas carreteras eran de tierra el parabrisas acababa lleno de barro, barro que había que limpiar constantemente para poder ver y evitar salirse del camino, de modo que Sard hizo que un carrocero de Felanitx le añadiera una plancha entre las ruedas delanteras y el chasis. Esto se observa todavía en la foto anterior a la última restauración.

El coche fue pintado de color rojo.

Entre Octubre de 1952 hasta marzo de 1953 los soldados del cuartel del ejército del aire en Son San Juan admiraban y, muy probablemente, envidiaban a su entonces alférez de milicias Juan Sard al verle llegar a diario en su Loryc procedente de Artá. Tardaba, entonces … minutos en recorrer los … km que separaban ambas localidades por aquellas primitivas carreteras.

En 1959 Juan Sard por necesidades de espacio (amplía familia) devuelve el coche a su padre, de modo que el coche pasa a uso exclusivo de Miguel Sard Cursach, quien disfrutaría el vehículo desde 1959 hasta 1970 en que falleció.

Entre esos años y para mayor comodidad de su usuario, el vehículo se sometió a una modificación de manera que se le añadieron puertas, que serían eliminadas en la restauración actual.

El vehículo incorporaba una pieza llamada “dida”, un dispositivo que suponía una ayuda para hacer llegar el combustible desde el depósito, situado en la parte posterior del vehículo, hasta el carburador, de manera que situado en una posición superior facilitaba el acceso por efecto de aspiración. Esta “dida” fue sustituida en algún momento por un depósito de mayor capacidad en su misma ubicación (con el peligro que eso suponía por su proximidad al motor), que permaneció hasta la restauración del vehículo en 2008.

El vehículo dispone ahora de una bomba eléctrica para efectuar la misma función.

Los cuidados del motor fueron siempre atendidos por Juan, como cuando recuerda que, de cuando en cuando, retiraba la tapa de balancines para aceitarlos.

Finalmente, tras el fallecimiento de Miguel Sard, el vehículo, que llevaba ya algunos años parado, quedó a resguardo en un garaje de la propiedad, en Artá, esperando mejores tiempos. Juan Sard no dejó nunca de hacer rodar el motor cada cierto tiempo para evitar que se agarrara; aquel motor que en sus años mozos le dio tantas alegrías y le hizo correr tantas aventuras por los antiguos caminos de Mallorca.

En el año 2007 Juan Sard Esteva, hijo de Miguel, con el ánimo de sus hijos, se decide a recuperar el vehículo y le pide al mejor carrocero en activo de la isla que se ponga manos a la obra. El vehículo recuperará todas sus características iniciales, excepto lo comentado, y también su color original.

Loryc torpedo en movimiento

El Loryc de Juan Sard en movimiento en 2011

Filmación que muestra el vehículo parado, el 20 de Mayo de 2011.

Vista del motor del Loryc torpedo.

Vista de peatón del Loryc torpedo en movimiento a velocidad lenta, conducido por su propietario, D.Juan Sard.

El Loryc torpedo en marcha. La sensación al conducirlo es difícil de explicar. Otro día buscaremos una carretera más larga y sin tráfico para probar su potencia.

Las líneas del Loryc son realmente bellas. ¡Quien iba a decir que tiene ya 85 años!

Restauración Loryc 2008-2010

En el año 2007 Juan Sard Esteva, hijo de Miguel, con el ánimo de sus hijos, se decide a recuperar el vehículo y le pide al mejor carrocero en activo de la isla que se ponga manos a la obra. El vehículo recuperará todas sus características iniciales, excepto lo comentado, y también su color original.

El coche es desmontado totalmente y se recuperan, una por una, las piezas para volver a montarlo en la forma y color originales.

Se fabrican nuevas ruedas, idénticas a las originales, y se eliminan las platinas instaladas en 1952.

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Breve historia de la automoción española – Baleares